Viajar a Asia es explorar la otra cara de la luna. Es darse cuenta de que el centro del mundo no tiene por qué estar en casa. Es comprobar que allí las cosas que nos parecen naturales, son extrañas, y que las costumbres más inesperadas son la norma para los asiáticos.
En los viajes a Asia hay que adaptarse a sus costumbres; allí se come con palillos, se duerme sobre superficies duras, se muestra respeto por el otro, aunque se encuentre a escasos centímetros de distancia.
Por eso, a Asia hay que viajar con ojos de niño. Con ganas de dejarse sorprender por las tradiciones milenarias de China y sus paisajes interminables. Por la exquisita amabilidad de los japoneses y el impecable funcionamiento de todos sus servicios. Por la amalgama de humanidad y de sentimientos que es la India. Por la visión del paraíso en la tierra que brindan países del sudeste asiático como Tailandia o Vietnam.
En un circuito por Asia uno puede toparse en el mismo viaje con la modernidad de las ciudades tecnológicas por antonomasia, Seúl en Corea del Sur, Tokio en Japón o Singapur; con la tradición de las aldeas más remotas de Laos, Camboya e Indonesia; acercarse al punto más alto de la tierra a través de los ochomiles que pueblan la cordillera del Himalaya desde India, Nepal y Bután, o tumbarse a descansar en alguna de las playas paradisíacas que ofrecen Bali, Filipinas o Maldivas.
Es posible cautivarse con las mezquitas y madrazas que abundan en Irán, Emiratos Árabes o Uzbekistán o perderse en la cantidad de bulliciosos mercados, zocos y bazares que pueblan las ciudades de Oriente Medio.Asia es, a fin de cuentas, la quintaesencia del gran viaje. Del viaje exótico con mayúsculas. Ven a descubrirlo con los viajes organizados a Asia de Exoticca.