Un viaje a Tailandia es uno de los grandes viajes soñados por el sudeste asiático. Un clásico en toda regla, que sigue atrayendo al público gracias a la fantástica mezcla de playas espectaculares, templos, gastronomía deliciosa, variedad de actividades y amabilidad de sus habitantes. A continuación, te mostramos los motivos por los que viajar a Tailandia merece la pena.
Situada en el centro del Sudeste Asiático, en la península de Indochina y de Malaca, el Reino de Tailandia es un tesoro deslumbrante de oriente. Limita al este con Laos, al sureste con Camboya y el Golfo de Tailandia, al sur con Malasia y al oeste con Myanmar y el mar de Andamán.
Sus 69 millones de habitantes se reparten a lo largo de 1770 km de norte a sur y 805 km de este a oeste en 76 provincias, que tienen el mismo nombre que sus correspondientes ciudades capital. Bangkok es la más poblada y la que posee mayor densidad poblacional. En un viaje organizado a Tailandia te maravillarás con la amabilidad de sus habitantes y sus palacios reales.
La zona más montañosa linda con Myanmar y el pico más alto es el Doi Ithanon con 2595 m de altura y ubicado al norte, en la provincia de Chiang Mai. Sus dos sistemas fluviales principales son el del Chao Phraya que drena el 35 por ciento del país y representa el núcleo de Bangkok y el del río Mekong, que sirve de frontera natural con Myanmar y Laos en el famoso Triángulo de Oro.
Goza de un clima tropical húmedo con temperaturas que oscilan entre los 15 y los 35 grados centígrados. El monzón provoca lluvias de junio a octubre, los meses más frescos son de noviembre a febrero y el resto del año tiene lugar la estación calurosa.
La naturaleza tailandesa
Tres tipos de terreno, arbolado, monzónico y tropical de manglar, en forma de bosques, selvas o junglas cubren el 25 por ciento de Tailandia, que junto a la meseta, exhiben exuberantes ejemplares de mangles, juncos de Indias, ébanos, tecas, robles, pinos, bambúes, palmas, ratanes, lianas, árboles frutales como cocos, mangos y plátanos y hasta 27000 especies de plantas y flores como la caña fístula, orquídeas, hibiscos o gardenias.
Los más de 100 parques nacionales tienen un papel fundamental en la protección de las 313 especies de reptiles, 107 de anfibios, 900 de aves y 300 especies de mamíferos con las que cuenta el país como elefantes, tigres, monos, leopardos, bueyes salvajes, búfalos, tapires, serpientes, cocodrilos, sin olvidar el repertorio único de vidas que están en el mar, como el pez de arrecife, vaca marina, pez ballesta, tiburón ballena o cangrejos araña gigantes; que hacen que el submarinismo sea uno de los deportes más comunes en los viajes a Tailandia.
La economía en Tailandia
La economía se sustenta con la agricultura, cultivo y exportación del arroz, la ganadería de patos, cerdos, bueyes y vacas y la pesca en el mar Andamán, golfo de Tailandia y el río Mekong. Al ser uno de los diez países más visitados del mundo, el turismo representa una de las principales fuentes de ingresos y una oportunidad laboral para sus habitantes.
Es un país muy bien comunicado y tiene una gran red de transporte, con lo que hacer un circuito por Tailandia es de lo más sencillo. Cuenta con 25 aeropuertos y numerosas compañías aéreas internacionales aterrizan en el de Bangkok, uno de los más importantes de Asia. Tiene una extensa red de carreteras por las que se mueven autobuses, minivans, coches y motos; los ferrocarriles conectan las ciudades más importantes del país; un gran número de empresas privadas de ferrys conectan las islas y las mejores opciones para moverse por las calles de la capital son el metro, el metro aéreo, el taxi o el tradicional tuk-tuk.
La religión en Tailandia
El 75 por ciento de sus habitantes pertenecen a la etnia Que Tai y Lao, la amplia comunidad china representa alrededor del 15 por ciento y el resto son malayos, mon, jemer e indígenas de las tribus de las montañas.
El 95 por ciento de la población es budista de la escuela theravada, el 4 por ciento es musulmana y el 1 por ciento restante son hindúes, cristianos, confucionistas y taoístas. Los varones tailandeses suelen ingresar de manera temporal en un monasterio durante unos tres meses después de terminar sus estudios universitarios. En el tiempo que estén allí, son monjes novicios y deciden libremente cuando abandonarlo. El motivo por el que lo hacen es para limpiar su mente, ganar méritos y honrar a sus padres.
Historia de Tailandia
El yacimiento arqueológico más antiguo de Tailandia data del 3600 a. C, pero la fundación de la nación se establece en 1238 con el Reino de Sukhothai hasta que en 1365 fue sustituido por el Reino de Ayutthaya. Tras la caída de éste en 1767 a manos de los birmanos, la capital fue arrasada y quemada, por lo que se traslada a Thonburi bajo el mandato del rey Taksin el Grande. En 1782 el reinado de Siam pasó a la dinastía Chakri con Rama I el Grande que ubicó la nueva capital en Bangkok.
La monarquía absoluta de Rama VII pasó a ser constitucional como consecuencia del golpe de Estado de 1932. Durante la Segunda Guerra Mundial Tailandia fue aliada de Japón, pero una vez finalizada se unió con EE.UU. En 1946 llega al trono Rama IX y en 1949, Siam cambió su nombre por el de Tailandia. Tras 17 intentos violentos por hacerse con el poder político y años de inestabilidad política, en 2014 el ejército da un nuevo golpe de Estado y promete unas elecciones que están por llegar. En 2016 fallece el amado rey, poniendo fin al reinado más duradero del mundo, después de 7 décadas y es sucedido por su hijo Rama X. encuentra bajo una dictadura militar. A pesar de los intentos, es el único país del Sudeste Asiático que nunca ha sido colonizado por una potencia europea.
Cultura y tradiciones en Tailandia
Los tailandeses tienen una relación muy especial desde hace siglos con los elefantes o “chang”, como ellos los llaman. Estas inmensas y bellas criaturas han sido parte fundamental de la cultura y han aparecido en la bandera nacional hasta 1917. A lo largo de la historia, estos nobles animales han sido domesticados y asistido en labores de construcción, transporte o contiendas bélicas. La importancia y admiración por ellos también se ha reflejado en las creencias budistas e hinduistas y en las leyendas mitológicas otorgándoles un poder místico y haciéndoles portadores de la buena suerte. Son un auténtico símbolo para el país.
Es cierto que también han sido objeto de abuso, maltrato o comercio ilegal, pero por fortuna, existen instituciones que de manera ética, los rescatan, cuidan, curan y alimentan.
Los pintorescos mercados flotantes fluviales es otra de las estampas más tradicionales, visita imprescindibles en cualquier viaje organizado a Tailandia, donde la vida transcurre en el agua. Un universo de klongs, canoas y casas sobre pilotes se sucede mientras se desarrollan las relaciones comerciales en las que lugareños o turistas se abastecen de frutas y verduras, artesanías y platos recién cocinados.
El boxeo tailandés o muay thai es un arte marcial y está considerado deporte nacional. En el Reino de Sukhotai formaba parte del adiestramiento militar de los soldados.
Los masajes thai son todo un clásico a lo largo y ancho del país y toda una filosofía. La técnica fue creada hace 2500 años por el doctor Shivago, el médico de Buda, en la que aunó diferentes técnicas asiáticas, principios del Ayurveda y posturas de yoga. No finalices tu viaje por Tailandia sin haber disfrutado de uno de sus maravillosos masajes.
Consiste en presiones fuertes y estiramientos en los que el terapeuta utiliza sus manos, puños, codos, rodillas, pies, brazos y piernas con el objetivo de prevenir enfermedades y conseguir el equilibrio físico, mental y emocional. Los locales de masajes tailandeses que hay por todo el país son incontables y los precios muy económicos.
Hacer un tour por Tailandia de norte a sur o de sur a norte significa recorrer un territorio fascinante y variado que te traslada al pasado, te sorprende con el presente y hace un guiño al futuro. El país es un peso pesado en turismo y se lo tiene bien merecido. Todo el mundo quiere ir a conocerlo y quien lo ha visitado desea volver, con razón.
¿Por qué Tailandia es el país más turístico de Asia?
La respuesta es sencilla; porque lo tiene todo y ello le hace ser un destino inigualable: un rico patrimonio histórico fruto de los intensos reinos de Siam y Lanna; unas tradiciones ancestrales y rigurosas costumbres; un sublime legado artístico que se refleja en la delicadeza y belleza de sus templos; unas ciudades cautivadoras y bien comunicadas entre sí; una capital que es un sorprendente espectáculo vital y que sigue el ritmo de las más importantes del mundo; un paisaje de ensueño que abarca desde las exuberantes selvas montañosas del norte hasta las islas idílicas del sur, como Koh Samui y las islas Phi Phi con playas magníficas de arenas finas y aguas cristalinas cálidas; unos parques nacionales y reservas naturales llena de una exótica vida salvaje, urbes frenéticas y tranquilas zonas rurales, una gastronomía aromática deliciosa, un clima cálido, unos alojamientos de toda índole y para todos los bolsillos.
Paraísos del ajetreo y de la meditación, parajes vírgenes donde practicar deportes como el senderismo, esnórquel, kayak ciclismo, vela o rafting, una animada vida nocturna, un ambiente místico y espiritual; numerosos centros comerciales modernos y mercadillos callejeros, una infraestructura preparada para el turismo; festividades internacionales; seguridad y precios asequibles; y lo más importante: unos habitantes con valores que siempre te regalan una sonrisa inquebrantable contagiándote su alegría infinita y su actitud amable, hospitalaria, tolerante y educada fruto de las enseñanzas budistas. De ahí el proverbio tailandés, “haz el bien y recibe el bien, haz el mal y recibe el mal”.
Un viaje a Tailandia supone adentrarse en la más profunda y cálida tradición asiática. Su cultura milenaria es un referente y atrae como un imán al turista occidental que busca el enriquecimiento viajero y la apertura de miras.
La capital, Bangkok, es una urbe bulliciosa y extensa, con un tesoro cultural que merece que se le dedique un tiempo antes de partir hacia alguna de las más de cien islas tropicales que se reparten entre el golfo de Tailandia o el mar de Andamán, siempre presentes en los viajes a Tailandia todo incluido. En ellas encuentran su lugar los jóvenes en busca de fiesta nocturna y también aquellos que buscan el silencio o el susurro de las olas. Y para los más inquietos, el norte del país ofrece todas las posibilidades y el misterio de la selva en el Triángulo de Oro de Tailandia y ciudades que atrapan como Chiang Rai o Chiang Mai.
La tierra de los thai es, como su nombre indica, la tierra de la libertad y desde la misma, puedes explorarla en paz sin nada que temer y sin condicionamientos. Cuando la pisas, te seduce regalándote millones de percepciones que empachan los sentidos de información y que se reconfortan con lo que ven, escuchan, prueban, huelen y sienten.
Por eso viajar a Tailandia significa sumergirse en un cóctel imbatible de mercados flotantes y tuk-tuks, pad thai y frutas tropicales, cascadas y lagos, rascacielos y casas flotantes, farolillos iluminando el cielo nocturno, sol y lluvia, mar y montaña, monjes con túnicas azafrán y rituales budistas, ríos y bosques, puestos y regateo, flores y ofrendas, cuevas y arrecifes de coral, Budas dorados y templos con tejados puntiagudos...
Los tailandeses son maestros en hacer arreglos florales que exhiben como ornamentación en los lugares sagrados. Y es que el país de las sonrisas, la mítica Tailandia, es como una flor; delicada, colorida, aromática, bella, salvaje, romántica y natural. No lo dudes, un viaje mágico te espera.